jueves, 10 de junio de 2010

Feliz cumpleaños


Siempre que me disponía a escribir sobre esto, por alguna u otra razón lo posponía. Supongo porque nunca - y esta no es la excepción - encontraba las palabras justas para escribir sobre todo lo que pasó y me pasó.
Un hecho así no es nunca un tema sencillo, encierra muchas emociones juntas; en cierta forma marcan un antes y un después en la vida de uno.
La pérdida de un ser querido nunca es fácil.
La ausencia de Danny Joe en mi vida fue realmente un golpe bajo para mí. No me lo esperaba y daría cualquier cosa por que nunca hubiera pasado.
Se que para algunos tan sólo era una mascota pero no era como cualquiera, era mi perro, mi Danny Joe y lo que significó para mí es algo que muy pocos entenderían. Se que no fue mucho tiempo, pero pasa que alguien en tan poco tiempo, llegue a significar tanto.
Se que esto puede sonar demasiado pero cuando él se fue se llevo un pedacito de mio, así es como lo siento aveces, porque él y yo estabamos empezando a ser como uno los dos, iba a ser mi compañero por siempre, mi amigo fiel, el que siempre iba a estar ahi, con el que viviría distintas aventuras (si como en las películas).
Son pequeñas cosas que para muchas personas pueden significar nada, entre Danny Joe y yo eran códigos, nuevos lazos, muestras de que ahí y ahora estábamos el uno para el otro sin importar las fallas que tengamos.
En fin, he escrito bastante sobre él, sobre el día en que lo perdí, sobre los días que los siguieron, cuando lo extrañaba demasiado, cuando la emoción me desbordaba o también cuando necesitaba expresar los hermosos recuerdos que me dejó.
Esto es una parte de todo lo que escribí, creo que dos días después del accidente:

Yo lo traje, vino a esta casa por que yo decidí no hacer caso a lo que me podrían decir al traerlo, a la negativa que sabía iba a encontrar al principio; pero por primera vez tome al pie de la letra el famoso "hace lo que quieras", y fue así como quise que ese cachorrito que estaban regalando en la Plaza Barrancas de Belgrano formara parte de esta familia.

Que no le trajo a nuestra familia.

Mamá rabió mucho con él. Mucho. Otro sucio más, todas las cagadas y meadas que tenía que limpiar, con Fido nunca había pasado, pero yo no me cansaba de repetir 'es chiquito tiene que aprender' y la paciencia de mamá siempre infinita lo seguía aguantando, preocupándose siempre por que no le faltara nada, porque a pesar de todo lo amaba mucho. Mucho.

Gonzalo desde que llego iba predicando que yo no podía mantener ni un insecto, 'pobre perro, la nena esta no te va a cuidar nada', le decía a él 'Vas a ver que me va a querer más a mí', me decía a mí. Pero sin embargo cuando se portaba mal me decía 'Cuida a tu perro' y no quería tener nada que ver con darle de comer, levantar su caca, limpiar sus destrozos. Pero sin embargo lo sacaba a pasear con gusto y se divertía tanto jugando con él, dándole mimos. Queriéndolo tanto.

La tata todavía no lo sabe. No podemos decírselo por teléfono, tenemos que esperar a que vuelva de Mar del Plata. Como quisiera no tener que recibirla con una noticia así. ¿Cómo voy a decirle que su "piquetero" ya no esta más? Ya no va a tener a nadie que se le pare enfrente y no se mueva hasta recibir su galletita. Se que lo va a extrañar tanto por que también lo quería mucho.

Papá, como explicar esto, cuando había alguna pelea a causa de alguna macana que se había mandado Danny: 'Yo siempre dije que otro perro acá no', pero por dentro se que agradecía que ese peludo de cuatro patas estuviera en nuestra casa. Eran el uno para el otro en materia de quedarse hasta tarde los dos en la cocina viendo la tele, compartiendo algo para comer. Desde chiquito Danny busco su protección y cariño, escalando por sus piernas para quedarse dormido en su hombro. Papá le dio todo y Danny se lo devolvía con devoción y lealtad. Si yo no estaba era papá al que recurría por que los dos se querían mucho.

¿Qué me queda decir a mi? Era mi bebé. Era mi nuevo todo. Y él lo sabia, porque me dejaba hacerle de todo y me seguía a todos lados. Era mi activa compañía, el que siempre quería jugar, el que siempre andaba encima de uno, el que siempre buscaba mi cariño, el que nunca me dejaría sola. Siestas al sol, siestas contorsionados en el sillón, siestas a nuestras anchas en la cama de mamá. Correr como locos en la terraza, jugar a la mancha, nunca dejarme tirarme a tomar sol sin tirarse encima. Librar batallas contra alguna que otra cucaracha. Bailar cualquier ritmo, desde cuarteto a un lento. Desaparecer cuando me ponía a cantar. Siempre primero en todo. Mi tan esperado perro para poder ponerle Danny Joe, y el nombre le iba a la perfección porque era un Daniel el travieso, el Danneh que nos sacaba de las casillas pero no podes no querer. Sí rompió muchas cosas, cualquiera que cayera al piso. Comía lo que le venia en gana sea papel, plástico, hojas verdes, marrones, hasta hielos. Hizo las mil y una travesuras y locuras. Nos sacó más de una sonrisa y carcajadas. Creció tan de golpe que ya no entraba en su cama y cuando dormíamos la siesta siempre me despertaba con sus largas patas en mi cara. Se que todo esto parece desordenado sin llevar ningún orden de cohesión o cosa por el estilo, pero es así como me surgen a la cabeza todo lo que él hacia y significaba para mi, aunque aún me estoy quedando muy corta.

Se que hasta Fido va a extrañar a esa cosa que se le ponía siempre adelante o le mordía el rabito.

Fueron sólo 9 meses que la vida lo dejo vivir. 8 meses los que tuvo para cambiarnos la vida.

Lo traje en un taxi y un taxi me lo arrebató.

Todos en algún momento lo habremos retado y cansado de sus líos, pero todos lo amábamos desde lo profundo de nuestros corazones y nos hacia muy felices, sobretodo a mi. Tan feliz como él lo era, como su mirada siempre me lo expresaba. Esos ojos, nunca me los voy a olvidar. Esas orejas. Esas posturas. Esa inteligencia. Esa sonrisa de perro. Esa lealtad. Ese amor.

Nadie se lo esperaba. Pero como todos sabemos la vida puede ser muy injusta y darnos una fea sorpresa cualquier día.

Sí era mi perro, él lo sabía, pero hace un tiempo que dejó de ser sólo mío, sino para ser y por siempre nuestro perro; y él lo sabía y así lo quería.

En realidad lo sabe, porque el sigue acá con nosotros, conmigo vivo en mi corazón por siempre.



Sigo sin poder evitar llorar cuando la realidad me golpea y me recuerda que ya no lo tengo y me da mucha bronca. Bronca de que no sea justo porque le quedaba tanto por vivir.
Quizás sea esa bronca de que no pueda verlo hacer todas esas locuras nunca más, es lo que no permite que me deje de doler. Es que era un ser tan lleno de vida y alegría, de esos que la contagian. Sí, era demasiado travieso de vez en cuando, pero era tan solo un cachorro, mi cachorro. Si vieron la película o leyeron el libro de Marley & me (si no lo hicieron lo recomiendo) que cuenta la historia de un hombre y su compañero de toda la vida: su perro Marley, que no era un perro ejemplar de esos bien obedientes que no te dan trabajo; no, era de los bien traviesos y propensos a hacer desastres pero lo más importante siempre fieles y dispuestos a dar su amor y alegría. Así era Danny, así iba a ser, aveces traía más trabajo de lo que uno se pudiera imaginar, no entendía como eran las cosas y le costaba más tiempo entender que '¡eso ahí no!' jaja. Pero se que iba a ser mi compañero en todas, que siempre ibamos a estar el uno para el otro. No me iba a rendir, él era mi responsabilidad, era él quien me hacia ser más responsable, el que me recordaba que estábamos en esto juntos y era yo quien tenía que enseñarle tanto como el me iba enseñando a la vez. No era un perro cualquiera, podría no tener raza, pedigree ni modales pero tenía una inteligencia traviesa de un cachorro que tenía todo un mundo para descubrir, el que íbamos a descubrir juntos.Fue así, el día del amigo yo me había conseguido otro amigo para toda la vida.
Y es así, aunque todavía me duela no tenerlo acá conmigo, sentir ese calorcito y peso sobre mi a la hora de la siesta o en cualquier momento en realidad, al rato su solo recuerdo me hace reír de nuevo, porque me acuerdo de esa carita traviesa que decía todo, como los amantes de los perros sabemos que muchos de ellos no necesitan hablar para expresarse.
En definitiva se que algún día ya no se me van a caer las lágrimas con su recuerdo y solo me va a sacar una sonrisa.

Lo único que creo que me queda por decir es:
Te amo Danny Joe y siempre va a ser así mi especial travieso y hermoso peludo amigo de cuatro patas. Y Feliz primer añito






Disculpas si para alguien todo esto es como demasiado, pero para mi así lo es, digan lo que digan en algún momento necesitaba sacarlo de mi sistema..

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